Columna de Rodrigo Sepúlveda: Everton es un arroz muy bien graneado

¿A usted le gusta el arroz?. Yo soy fanático. Para mi es infaltable un par de veces a la semana. Es un buen carbohidrato que aporta energías y es simple de cocinar. Nunca lo he visto como un mero acompañante, siempre lo miro como un titular indiscutido.

Claro que hablamos del grano blanco, bien cocinado y no deformado como el engrudo. En este torneo hay equipos del tipo engrudo y otros graneados, es decir, unos que no cuajan y otros que están bien hechos.

¿Se podrá preguntar qué tiene que ver Everton con el arroz?. Mucho. Everton es claramente arroz graneado, ese que tiene forma, que se afirma en su molde y no se derrama (cuando se saca de la taza).

Es un equipo que demuestra una tremenda convicción en sus medios. Su juego es simple y muy preciso. En palabras de un chef está "a punto".

Su técnico no se complica, es muy sencillo y claro en su objetivo. Varía en hombres o sistema cuando el partido lo requiere. Ante la U buscó un rombo que tuvo mucha movilidad y que favoreció para imponerse en el medio campo.

Voy a destacar un movimiento que me parece clave en este equipo y que tiene relevancia para todo su andamiaje.

Sin balón su desplazamiento es claro: L.Delgado junto a J.L Cabión retroceden y se juntan con J.L.González. Los tres en la misma línea se ubican como volantes defensivos con mucha fuerza física y despliegue.

Cada uno toma una zona: Delgado se ubica en la dereca, González en el centro y Cabión por la izquierda. Esa zona es puntal para este equipo ya que aporta seguridad para que otros ejecuten su función con más libertad, a saber: M.Arias y J.Riveros.

Mauricio Arias, me recuerda a Hugo Droguett, es potente y comprende la dualidad de requerimientos que la posición exigen. Defiende como un lateral fijo y ataca como un puntero. Su combinación lo hace ser un jugador muy adecuado para cubrir la franja.

Jaime Riveros es un caso de análisis muy atractivo. Entiendo que en Chile, sólo en Chile, se juega al fútbol sin edad, los espacios que se otorgan, la liviandad en la marca y el ritmo irregular permiten que los "mayores" sean claves. J.Riveros es capaz de utilizar la edad a su favor, su madurez la transforma en sabiduría.

Es como un samurai: ataca cuando se da el momento y espera siempre silente para agredir. Sus disparos son certeros, su técnica es envidiable y su ubicación en el campo es una incógnita. Nunca lo toman bien, da el paso justo para quedar libre y moverse con espacio. Con Riveros pareciera que ser 10 es sencillo, todo le sale fácil.

A él ya no hay que marcarlo, con más de 20 años de trayectoria aún no lo pueden anular, por lo tanto, ya ganó la batalla, es una pelea perdida, el vencedor es el creador y hoy juega para Nelson Acosta quien le da la libertad que necesita, Riveros lo goza, lo disfruta y lo aprovecha. Un consejo para el resto..."No pierdan hombres en Jaime, marquen al que recibe".

Este equipo posee otras gracias. Una es que no se desmanteló y es muy destacable ya que al campeón le sobraban jugadores apetecibles. Otra es que fisicamente está redondo, otra vez "a punto", corre sin diferencia entre un primer y un segundo tiempo, tan así que a la U le convirtió dos goles en los últimos 10 minutos del partido.

Se ven rápidos y con personalidad. Claro que me gustaría que su muestra en la cancha fuera de 70, 80 ó 90 minutos de perfección, sería lo ideal para un elenco que tiene la capacidad para establecerlo y que se siente con la responsabilidad de ser el campeón. Es un rey con la corona puesta, es un arroz graneado, pero bien graneado.

¡Ojo!, esta nota la escribí después de comer, cualquier análisis "extraño" no representa el pensamiento de este periodista.

Fuente: Terra